El primer TE QUIERO
Una pareja yacía sobre la cama riendo, cuando ella, temblorosa, le dijo a él: “Lo siento, pero creo que te quiero”. El corazón se le iba a salir del pecho esperando una respuesta. Hacía un par de semanas que rondaba por su cabeza ese sentimiento dulcemente perturbador y en ese momento sintió la necesidad de comunicárselo. En los segundos previos a la confesión le asaltaron múltiples miedos, dudas e inseguridades: ¿A caso será muy pronto para decirle que le ama? Llevaban un par de meses saliendo y temía asustarle o presionarle de algún modo ¿Quizá él sentía lo mismo por ella? ¿Qué le respondería? ¿Eran el momento y el lugar apropiados?
El primer “te quiero”, la primera vez que la pareja habla de sus sentimientos de amor y cariño hacia el otro, puede ser un momento recordado u olvidado, planeado o espontáneo, correspondido o no correspondido, oportuno o inoportuno… Puede darse de múltiples formas puesto que las personas somos diversas en la forma de expresar, de sentir y de vivir cada momento.
Durante el último mes he estado preguntando a algunas personas si recordaban la primera vez que se produjo esta revelación. Es curioso cómo algunas de ellas contaban con todo detalle cómo fue ese momento y otras, por el contrario, no lograban recordarlo. Unos expresaban lo trascendental e importante que eran para sí esas dos palabras y otros opinaban que no eran tan importantes pronunciarlas, si no demostrar ese sentimiento con acciones.
Y es que decir “te quiero” encierra un significado emocional muy potente. De forma implícita se está sintiendo y/o comunicando el deseo de que exista o permanezca un mayor nivel de intimidad y compromiso en la pareja. De este modo, en muchas ocasiones constituye un momento racionalizado, profundamente reflexionado.
El miedo a no ser correspondido o a la elección del momento y el lugar apropiados, son pensamientos que batallan a menudo con la pasión y las ganas de decirle a la otra persona lo que se siente. No se conoce con certeza qué siente la otra persona, no existe ni un momento o lugar específicos para todo el mundo. No obstante, la clave está en ser observador y decir las cosas de forma asertiva.
Esto es, en primer lugar, tomar conciencia de las propias emociones y saber distinguir entre amor y pasión. A veces, llevados por ésta, se pueden pronunciar unos“te quiero” prematuros que pueden arruinar la relación. En la serie de televisión “How I met your mother” (Cómo conocí a vuestra madre) hay un ejemplo que ilustra perfectamente esto. Su protagonista, Ted, siente tanta afinidad con una chica a la que acaba de conocer y son tales sus deseos de tener pareja que le suelta un “Te quiero” de lo más emotivo nomás conocerla. Ella evidentemente se queda patidifusa.
Como todo en la vida, es más sabroso si es saboreado. Pensemos en la pareja como una planta. Si la regamos cada día y observamos cómo crece, estaremos disfrutando de cada uno de sus estados. Sin embargo, si nos apresuramos por verla florecer y la regamos en demasía, puede que acabemos por matarla.
Esto no significa que debamos esperar una eternidad para comunicarle lo que sentimos a nuestra pareja. Si no estamos seguros de que siente lo mismo, podemos expresarlo con otras palabras menos “comprometidas”, como por ejemplo “te echo de menos” o “me encanta estar contigo”.
Por otro lado, si llegado el momento la otra persona no nos devuelve el “te quiero”, no significa que no albergue ningún sentimiento hacia nosotros, si no únicamente que aún no está preparada para dar ese paso en la relación. Del mismo modo que estas palabras no se deben devolver por compromiso, si no solamente si se sienten genuinamente. Porque no hay mayor engaño para sí mismo y la otra persona que un “te quiero” por compasión.
Volviendo a la encuesta realizada, la mayoría de los “te quiero” comenzaron o finalizaron con una relación sexual. No es de extrañar puesto que una de las funciones de la sexualidad es la comunicación. Lo sorprendente fue que muchas de estas parejas me confesaron que, al recordar juntos cómo fue ese primer “te quiero”, les hizo pensar en las razones por las cuales se amaban y ese día hicieron el amor apasionadamente.
Es cierto que el amor y el cariño se deben demostrar cada día con hechos, no sólo con palabras. No obstante, hacerle saber a tu pareja que la amas no requiere de tiempo ni de dinero y puede que la hagas muy feliz. Son palabras que reconfortan, consolidan la relación y, por qué no decirlo, también avivan la pasión.
Por ello os quiero proponer el mismo ejercicio de reflexión y de recuerdo. Podéis realizarlo a solas y/o en pareja:
¿Os acordáis de en qué momento os dijisteis que os queríais por vez primera? ¿Estabais nerviosos? ¿Qué cosas de él/ella os siguen enamorando?
Por Esperanza Gil Somoza